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Sobre los gustos y el diálogo

 Uno de mis libros favoritos es Platero y yo, y de entre todas sus páginas, hay una que me llama la atención por su título tan especial:“Darbón”. Podemos encontrarla en el capítulo XLI . En ella, nuestro querido amigo “Juan Ramón Jiménez”, relata como es el médico de Platero. Pero las palabras que más me tocaron el corazón, están en su último párrafo que dice así:

“Digo que es grande como el buey pío. En la puerta del banco, tapa la casa. Pero se enternece, igual que un niño, con Platero. Y si ve una flor o un pajarillo, se ríe de pronto, abriendo toda su boca, con una gran risa sostenida, cuya velocidad y duración él no puede regular, y que acaba siempre en llanto. Luego, ya sereno, mira largamente del lado del cementerio viejo: — Mi niña, mi pobrecita niña…”

Darbón 
Pieza del museo Platero EScultura 




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