Se marchitó Hubo cierto día en el que una flor llegó a la casa, esta era como cualquier otra, pero esta era diferente, porque era de nuestra. Sin embargo, llegó el día en el que, como todo flor, se marchitó. No es la primera vez que pasa, desde siempre las flores han perdido su belleza, (porque algún día casi todo pierde su belleza), aun así, las personas podemos apreciarlas (mientras duren). Desconozco la existencia de algún secreto para que las cosas no cambien nunca. Lo que sí encontré, son dos alternativas que de manera inevitable se entrelazan: la primera, es conservarlas en la memoria, y la segunda, es por si la primera falla, es decir, eternizarlas en un papel. Es por eso que escribí estas las siguientes palabras: Está opaca… la antes rádiente y roja flor, ahora está opaca. Se volvió un producto más de lo efímero, de lo pasajero, y una metáfora más para el verso de algún poeta. No hace falta decir que es triste ver a mi flor marchita. Creo que el Principito debió sen...
La lluvia, hoy ha caído con gran fuerza, mientras tanto, yo veía meserce las copa de los árboles. Y en eso estaba, cuando se me ocurrió lo que está escrito a continuación. Ciclo perenne Cuando el sereno de la mañana les da de beber, el color que es propio y natural se intensifica en un verde lleno de vida. Y si el sereno se hace lluvia, esta cae con fuerza, mientras que ellas se aferran al sitio que por derecho y necesidad les pertenece, y no se sueltan nunca, sino hasta cuando llegue el tiempo. El viento las mece a todas por igual, y una vez que es el momento de caer, lo hacen en su respectivo orden. Y estando ya en el suelo, pasan a ser piso y alfombra de los transeúntes. Después, se vuelven uno con las profundidades de donde nació la planta madre, y nutren la raíz que conserva la vida. De esa forma, en cuanto es el tiempo de que el árbol se vista, nuevas hojas saldrán verdes y frondosas.