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Flor marchita

Se marchitó  Hubo cierto día en el que una flor llegó a la casa, esta era como cualquier otra, pero esta era diferente, porque era de nuestra. Sin embargo, llegó el día en el que, como todo flor, se marchitó. No es la primera vez que pasa, desde siempre las flores han perdido su belleza, (porque algún día casi todo pierde su belleza), aun así, las personas podemos apreciarlas (mientras duren). Desconozco la existencia de algún secreto para que las cosas no cambien nunca. Lo que sí encontré, son dos alternativas que de manera inevitable se entrelazan: la primera, es conservarlas en la memoria, y la segunda, es por si la primera falla, es decir, eternizarlas en un papel. Es por eso que escribí estas las siguientes palabras:  Está opaca… la antes rádiente y roja flor, ahora está opaca. Se volvió un producto más de lo efímero, de lo pasajero, y una metáfora más para el verso de algún poeta. No hace falta decir que es triste ver a mi flor marchita. Creo que el Principito debió sen...
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Ciclo perenne

  La lluvia, hoy ha caído con gran fuerza, mientras tanto, yo veía meserce las copa de los árboles. Y en eso estaba, cuando se me ocurrió lo que está escrito a continuación. Ciclo perenne Cuando el sereno de la mañana les da de beber, el color que es propio y natural se intensifica en un verde lleno de vida. Y si el sereno se hace lluvia, esta cae con fuerza, mientras que ellas se aferran al sitio que por derecho y necesidad les pertenece, y no se sueltan nunca, sino hasta cuando llegue el tiempo. El viento las mece a todas por igual, y una vez que es el momento de caer, lo hacen en su respectivo orden. Y estando ya en el suelo, pasan a ser piso y alfombra de los transeúntes. Después, se vuelven uno con las profundidades de donde nació la planta madre, y nutren la raíz que conserva la vida. De esa forma, en cuanto es el tiempo de que el árbol se vista, nuevas hojas saldrán verdes y frondosas.

¿Los gatos sudan?

 Lo que no sabía  Recuerdo que antes estaba convencido de que los gatos no sudaban, pues nunca los había visto estar empapados en su propio sudor.  Sin embargo, ahora sé que la realidad no es así, pero entonces, ¿por qué no se les ve sudar? Para descubrir la respuesta hay que deconstruir el concepto que los humanos le damos al sudor, ya que nosotros transpiramos por toda la superficie de la piel. Los gatos no lo hacen. A diferencia de la nuestra, las glándulas sudoríparas de los gatos, son mucho más pequeñas y están situadas en lugares específicos, lugares como:  • La barbilla  • Los labios  • El ano  • Las almohadillas de sus patas  Un dato extra es que algunas razas de gatos sin pelo, al igual que nosotros, sudan por toda la dermis, estas son los Sphynx y Peter.

Noche fatídica

Habría que lavar no sólo el piso: la memoria. Habría que quitarles los ojos a los que vimos, asesinar también a los deudos, que nadie llore, que no haya más testigos. Pero la sangre echa raíces y crece como un árbol en el tiempo. La sangre en el cemento, en las paredes, en una enredadera: nos salpica, nos moja de vergüenza, de vergüenza, de vergüenza. Las bocas de los muertos nos escupen una perpetua sangre quieta.   Este poema de Jaime Sabines se titula Tlatelolco 68, 3. Y narra los hechos sucedidos el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, México. En aquella noche fatídica, el gobierno arremetió en contra del mitín llevado a cabo por estudiantes mexicanos en la Plaza de las tres culturas. Los cuales se reunían debido a represión por parte de las fuerzas policiales del distrito federal y elementos del Ejército Mexicano, hacia los estudiantes universitarios. Hubo alrededor de 300 a 400 muertos y más de 1000 heridos, fue una auténtica masacre. En donde hubo gente que nada tenía que v...

Me gustaria compartir...

 Hoy he escrito un poema en prosa y estoy muy alegro por ello. Y es debido a este mismo que hoy estoy aquí, y es que quiero compartirlo con ustedes. La chica que no podía volar  Pobre de ti chica y pobre de tus alas, pobre del viento que no puede acariciarlas allá en lo alto, pobre del cielo que no está cerca de tu presencia y pobre de ti chica, que no puedes volar… Eres como una paloma moza que se quedó como un pichón para siempre, que nunca creció ni crecerá, porque la vida no ha de alcanzarle. Y es allí cuando entro yo, o dicho de manera más propia, mis lágrimas, el llanto acérrimo que sale de mi alma, que no para ni encuentra consuelo. ¡Mi pobre chica!, ¡mi pobrecita chica!, tus tropiezos en la vida te sirvieron para aprender a limpiarte el barro de la cara. Y tus alas invisibles fueron útiles en el mundo de tus sueños, pese a que estos te causaban una gran tristeza. Más un día, cuando por intuición supiste que los sueños llegarían a su final, agradeciste por lo vivido, y ...

De la venganza y el perdón

En este artículo hablaremos un poco sobre la relación entre la venganza, el perdón y la ley.  Sobre el perdón y sus definiciones Las definiciones del perdón suelen ser muy variadas, que sí es olvidar el daño que se ha recibido, o indultar al ofensor. No es darle la razón a la injusticia, tolerar el maltrato, negarse a lo evidente o incluso la inmediata reconciliación.Es de mucha importancia aclarar estos conceptos, para aclarar las aguas, y así, poder ver con exactitud la esencia de lo que buscamos. Por lo que definiremos al perdón, como la independencia que se gana al desligarse del pasado, de su inmovilización. Es el abandono al resentimiento y a los deseos de venganza, es mirar hacia el futuro a la par que se deshace de la carga que representa el pasado. Esto va desde la resolución de conflictos internos, hasta alcanzar la fuerza necesaria para controlar las emociones que se desbordan. Sin embargo, esto supone un gran esfuerzo y buena salud mental, además, de que la postura que ...

La casa a la orilla del camino

¿Qué hace él en ese lugar?, ¿en qué sitio?, ¿por qué está allí?… El día ya había olvidado como brillar, el cielo estaba oscuro, la luna menguaba, un viento frío se derramaba sobre la noche; mientras tanto, él caminaba. Sus pasos lo habían llevado hasta donde estaba ahora parado, pero se encontraba cansado, estropeado por culpa del camino. Entonces, entendió que debía descansar, y mirando hacia la orilla del carretero, observó una piedra de tamaño mediado, así que fue hasta donde estaba la piedra y se sentó. Su rostro se mostraba exhausto… o más bien, ansioso. Uno podría creer que es por el cansancio, más no es así, ya que existe otra razón, un motivo no dicho, pero evidente para cualquiera que esté en la misma situación: la noche sin luna lo había privado de todo valor. El corazón le daba tumbos en el pecho, y sus ojos vendados por la oscuridad, apenas podían distinguir la distancia de unos pocos pasos. ¿Quién reaccionaría diferente? El joven no estaba perdido, él sabía muy bien en que...